De pronto hoy
Cuando las rosas murieron de asfixia
Y arrumbaron sin duelo tu butaca
Supe lo dilatado de quedar reducido.
Mi ruta, desde que el vello me pobló las ingles
Registró siempre un tráfico pesado,
Pero después de un tiempo breve
La lluvia, los vientos,
Esas cosas que nos anegan las pupilas
Con el sufrimiento en los nudillos,
Me ha hecho virar siempre
En el momento justo,
Con un sentido de sálvese quien pueda
Por un pasaje a menos costo…
De esta suerte
Los años me han peinado
Sin dejar rastros
Y aunque izarme con el sol
No restó mi fila de ceros,
Tampoco cifra alguna volteó mis defensas
En la tablilla de mis deudas.
Sí… no sé porqué ahora
Tus flacas jornadas,
Tu manera de signarte ante la vida,
Hasta el humo barato de este cigarrillo
Que te poblaba de anchas pausas,
Se ha instalado en mi propiedad
Y aunque no cancela mi apetito
Ni el rito de regar mis madreselvas,
Me deja inerme y confuso
Sin fuerzas para borrarte ciego y lejos,
Sin fuerzas para remontarme.
Nunca nos enlazó la embriaguez
Ni arriesgamos un día hombro con hombro,
Nunca nuestras corrientes
Aparejaron sus niveles,
Pero me abruma como una íntima comezón,
Como un espeso olor a madera antigua
La fricción de tus pisadas
El hilo de tu vos tendido noche a noche.
Mira hermana,
Ya que supiste lo cruel lo grotesco
De asumir con todo el cuerpo,
Ya que supiste aflojar con humildad,
No más el país difuso
Donde naufragan mis estrellas,
No más la ola fúnebre
De la que emerges un y otra vez
No más tu correspondencia.
Deja que el viento
Arrastre tu casaca más que lejos
Guárdate en la rosa y su aliento floral,
Sé el gorrión que trina sin derrotas
Y cuando tus vocales palidezcan…
Antes que el día empiece
Te diga adiós…